
Paridos balcones y legañas
todos pálidos y flagelantes
en su más pueril inocencia.
Nevados los poros
por contracciones múltiples
las más arrogantes
ilusionadas.
Quedan deshilos
desmanillados.
Luces de color en las norias.
Eso...
y las rezagadas pulgas,
que no alcanzan a la esperanza.