
Me pasa a veces, pierdo la fe en la ciudad
no cuando veo un cruce de semáforo,
cuando el tiempo se detiene.
Me pasa entonces,
que coches, hombres, asfalto
saben como a codicia, miran como sin ver
como con; “viendo demasiado”
Todo supura enfermedad de causa,
piedad de causa, mentira de causa,
carencia de causa. Todo es causado.
En el paréntesis de un minuto
palos de ciego, perritos,
florecen en el esplendoroso tufo
que desprenden sus jardines.
Pero de pronto escondo la vista
miro las puntas de los dedos de mis manos
más abajo, esos zapatos con mis pies.
No tiene sentido ese silencio,
no cuando alguien más infectado que tú,
te tira una moneda.
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